Ayer, con ocasión del "XX Festival de Títeres y Marionetas" que se desarrolla estos días en Zamora y mientras contemplaba como una de mis hijas asistía sorprendida a una representación de marionetas a cargo de un grupo llegado desde la república de Benin, intentaba imaginar qué itinerario o peripecia vital había traído a esas personas hasta aquí.
Más allá de esa manía u obsesión confesable por tratar de imaginar cómo será la vida de esas personas que viven en ambientes tan diferentes al nuestro, la situación me hizo recuperar el interés por unos personajes tan importantes en la vida de cada uno: los compañeros de viaje.
Desde el mismo momento de nuestro nacimiento, después de ese primer choque con el mundo, nos damos cuenta que no estamos solos, por lo menos una persona está unida a nosotros. Esa relación podrá durar minutos o toda una vida, pero ya te marcará un camino.
¡Qué determinante es el lugar en el que ves por primera vez la luz y qué importante es esa persona que te trae el mundo! No es lo mismo nacer en una aldea africana, un pueblo indio, un campamento de refugiados o una ciudad nórdica. Tampoco lo es que tu madre opte por permanecer contigo o te abandone, te cuide, te mime, te quiera o, por alguna razón, no pueda hacer ninguna de esas cosas.
Si el azar nos ha puesto en un punto determinado de este inmenso planeta también nos ha colocado dentro de una primera "familia". Como dice el dicho popular: "la familia nos viene impuesta y los amigos los elegimos nosotros". Pues bien, tanto unos como otros, al igual que otras personas y personajes que nos acompañarán o pasarán, en mayor o menor medida por nuestras vidas, algunos elegidos y otros impuestos, todos, absolutamente todos ellos, serán nuestros
compañeros de viaje.Si intentamos entender la existencia como un continuo viaje nos daremos cuenta enseguida que que nuestra vida no sería la misma sin ellos: padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, vecinos, amigos, compañeros de estudio y de trabajo, parejas, jefes, etc. Es más, de la misma forma, sus vidas también serían distintas si nosotros no nos hubiéramos cruzado en su camino.
En cuanto el círculo de compañeros de viaje se estrecha más importantes resultan, pues no hay nada más doloroso que tratar de imaginar la vida de tus seres queridos sin tí (esos hijos sin tus cuentos o esa pareja sin tus besos).
De algunos compañeros de viaje tendremos ocasión de hablar aquí, pero esa, esa será otra historia.
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